Nadia Báez, la nadadora paralímpica que, embarazada de 8 meses, competirá en el CENARD


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«Tengo fecha para el 20 de junio». Nadia Báez, la nadadora ciega y medalla de bronce en los Juegos Paralímpicos de Londres 2012, cuenta las semanas para la llegada de su primer hijo. Y también los días para competir el sábado 20 y domingo 21 de mayo en el Fadesir Open que se ralizará en el Cenard. De paso, rompe barreras y desmitifica mitos.»Sé que estoy yendo contra las creencias sociales y que algunos creen que el embarazo y el entrenamiento no son compatibles. Pero les aseguro que en mi caso es todo lo contrario», explica, con una gran sonrisa.

«Mucha gente piensa que el embarazo puede significar el fin de la carrera deportiva de un atleta de alto rendimiento, y no es así. Pude entrenar normalmente: sin dolor ni molestias. No tuve complicaciones», indica Nadia, la joven que nació con un tumor en las retinas y, lentamente fue perdiendo la visión hasta quedar ciega a los 16 años.

«Me enteré del embarazo recién a los cuatro meses y los médicos nunca me dijeron que detenga la actividad. La parte cardiológica y obstétrica está en orden, nunca tuve mareos y no se me modificó la presión. Estoy perfecta», dice, con alegría. Y agrega: «El bebé está muy bien porque con mi actividad se le aporta otra calidad de alimentación y de oxigenación. Le da mucha fortaleza».

Nadia Báez, bronce en los Juegos Paralímpicos de Londres 2012, no cambió su rutina desde que se enteró que iba a ser madre. «Los kilos que aumenté fueron producto del embarazo, no perdí masa muscular y no me siento cansada. Sí más pesada, jaja», dice, y se emociona cuando nombra a Diego Rodríguez, su pareja, también ciego: «Me acompaña en cada paso que doy. Es un apoyo muy grande».

Así, Báez, se suma a ese selecto grupo de atletas que compitieron embarazadas. El caso más emblemático fue el de Kerri Walsh Jennings, la estadounidense que con cinco meses logró la medalla dorada en vóley en Londres 2012. «Se puede entrenar durante y después del embarazo. Hay que animarse», dice Báez, mientras espera por León Benjamín. Y hay que creerle.